No sé ni cómo ni por donde empezar. Tengo un rum-rum en la cabeza desde hace semanas, y en vez de volverme loco a ponerlas todas en el blog, me calmo, no lo apunto en ningún lado y así me paso ahora, que desastre.
Quería hablar del deporte envenenado por el dinero, pero no sale. Quería hablar de la intrusión de las marcas hasta en el w.c., pero tampoco. Quería hablar de la sensibilidad que me producen los dementes, drogadictos, ancianos y niños, no es el momento. Quería hablar del, espero, final del arte "nuestro", sin fuerzas. Quería hablar de la belleza nocturna toledana, nada. Quería no pensar en que cada vez más todo vale y más vale el morbo que nada, imposible. Quería hablar de tod@s los que fueron, ya no son, y de aquell@s que están dejando de serlo por su propia cuenta y riesgo. Quería hablar de tí pero no puedo. Quería hablar de las ganas que tengo de volver a París o Florencia, no es posible. Quería hablar de los que sí que son algo en la historia y de los que no lo serán nunca aunque tengan esos manidos "15 minutos de gloria", uf (que grande Berlanga, y que grandísimo Manuel Alexandre, siempre me arrepentiré de no haberme acercado y haberselo dicho). Quería hablar de mis miedos a morir y no ser más que otro nada.
En definitiva todo aquello de lo que este producto se nutre día a día.
Más, mi familia, mis amigos, Madrid, el italiano, la "futura" muestra fotográfica de cuerpos desnudos, o la futura obra de teatro, los olores que me retrotraen al pasado (no olvidaré nunca la berza)...
Qué placer, sigo pensando que soy un producto, totalmente producto de mi tiempo, no puedo quitarme eso de encima, pero no estoy terminado como ayer pensaba, quedan resquicios por los que volver a sonrier e inquietudes por las que sufrir, en definitiva motivos por los que vivir y seguir reconstruyendo este producto, cual piezas de lego que quieren llegar al fin del mundo, o aviones pilotados por "clics" que envían fotos desde el espacio. Genial, todo está en los juguetes.
Sí, eso eso es, sigo siendo un niño. Hoy encerrado en un cuerpo semiadulto, que ve cómo lentamente se va marchitando, pero al fin y al cabo un niño.
Qué zen estás jajaj!!
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